¿Quién no ha vivido alguna vez la complejidad de las relaciones humanas en su vida de pareja o familiar, con las amistades o en el vecindario? Relaciones que, en principio, parecen sencillas y satisfactorias, y que en ocasiones se convierten en una fuente de conflictos y malestar.
Otro tanto podemos decir de las dinámicas que se establecen en el puesto de trabajo, donde generalmente no podemos elegir las personas con las que convivimos, y donde además se suman situaciones difíciles de resolver, presiones temporales para finalizar tareas, relaciones jerárquicas… Un entorno donde la competencia se ha convertido en un valor y parece cada vez más común sufrir el acoso o el ninguneo.
La vida laboral, llena de competitividad, presiones, imprevistos…, puede llegar a ser en ocasiones difícil de afrontar.
La manera de reaccionar ante situaciones laborales complejas depende de múltiples factores: el contexto, la experiencia vital, el estado de ánimo, los recursos personales para afrontar los acontecimientos… Unas personas sobrellevan con soltura estas situaciones; otras, pueden reaccionar con estrés e incluso quemarse (Burnout).
En el mundo laboral siempre habrá acontecimientos inesperados o agobiantes, que pueden conducir a la parálisis o ante los que el aprendizaje y adquisición de nuevas destrezas pueden ayudarnos, colaborando para manejar mejor estos imprevistos y ayudarnos a prevenirlos.
Este es el propósito de las Habilidades para la Vida, las 10 destrezas psicosociales propuestas por la Organización Mundial de la Salud, que persiguen mejorar la competencia psicosocial de las personas para hacer frente de manera saludable a los desafíos de su entorno.