Un manejo efectivo de las 10 habilidades presentadas contribuye a prevenir el riesgo de mobbing. Por un lado, reduce la probabilidad de que una persona acose a otras, por otro, la potencial víctima o el grupo estarán en mejores condiciones para impedir que la situación se mantenga. Presentamos aquellas destrezas que pueden contribuir más directamente a prevenir el mobbing.
Empatía
Desarrollar esta capacidad de ponernos en “la piel” de otra persona y ver el mundo con sus ojos, es un modo efectivo de prevenir comportamientos de acoso. Todos los estudios sobre conductas psicopáticas posibles destacan, precisamente, la incapacidad de las personas con estos rasgos de personalidad para ponerse en el lugar de la otra persona y conocer desde ahí sus sentimientos. Aprender a reconocer, valorar y respetar los sentimientos e ideas de las demás personas, resulta una competencia imprescindible para prevenir el riesgo de mobbing.
Comunicación asertiva
Una persona que dispone de una adecuada asertividad sabrá defender sus derechos, necesidades e intereses, y frenar cualquier asomo de trato vejatorio y hostil. Del mismo modo, el manejo de esta habilidad inhibirá el riesgo de practicar conductas agresivas hacia otras personas. Así, quien de otro modo podría haberse comportado como una persona acosadora, aprenderá a relacionarse con las demás de manera respetuosa.
Relaciones interpersonales
Respetar, actuar de manera amable, cooperar, ayudar…, son comportamientos que favorecen el establecimiento de relaciones sociales positivas. Mediante su práctica puede producirse un “efecto contagio”, por el cual cada persona se convierte en eslabón de una cadena de buenas relaciones. Se crea así un clima laboral en el que los abusos de poder no tienen cabida y en el que no se toleran conductas de acoso.
Toma de decisiones
Bajo condiciones de mobbing es difícil tomar decisiones acertadas, por las reacciones emocionales que genera: ansiedad, sentimiento de culpa, vergüenza, miedo… El desarrollo de esta habilidad facilitará decidir en contextos difíciles como los que venimos comentando. En algunos casos, la decisión pasará por denunciar la situación (a la dirección, a los sindicatos, a la justicia…) En otros, puede ser recomendable abandonar una organización tóxica que permite, cuando no contribuye, el maltrato en su seno.
Solución de problemas y conflictos
Dado que el mobbing es, básicamente, un conflicto relacional grave, aprender a resolver conflictos de una manera positiva es una habilidad de la máxima eficacia aplicada a este tipo de situaciones. En este conflicto, las implicaciones interpersonales pueden ser de muy diverso tipo (ejercicio de poder, indiferencia de la dirección, complicidad de compañeros…), por lo que se trata de un problema social con muchas caras.
Pensamiento crítico
Esta habilidad nos permite cuestionar los estereotipos y los prejuicios que guían nuestra conducta en las relaciones interpersonales. Es una destreza que nos ayudará a diferenciar los hechos de las suposiciones, y a valorar justamente a las personas que nos rodean. A menudo aceptamos rumores sin reflexionar sobre su certeza. Estas ideas pueden llevar a justificar actos injustos con las personas con las que tratamos. Negarse a participar en la transmisión de la rumorología o a criticar a una persona en su ausencia, son formas positivas de posicionarse y no favorecer el acoso.
Manejo de emociones y sentimientos
La gestión adecuada de las emociones, permite controlar las reacciones emocionales, evitando un malestar innecesario y el riesgo de perder la calma ante las provocaciones de la persona acosadora. Por parte de la persona que, en las condiciones adecuadas, podría ejercer mobbing sobre otras, un autocontrol emocional efectivo le ayudará a evitar este tipo de riesgos, activando alternativas que no pasen por el menosprecio de otras personas.